I.SÁNCHEZ, M. ESNAOLA Los flashes iluminan a todos los que salen de la sala principal después de haber asistido a la mesa redonda de José Luis Orihuela, Raquel Recuero, Pablo Mancini, Nicole Forttes y António Granado. Todos se dirigen al primer piso donde les espera una docena de camareros, víctimas de la gente que se abalanza sobre ellos mientras tratan de esquivarla sin que se les caiga nada al suelo. Las bandejas con copas de vino, cerveza, agua y refrescos sobresalen por encima de las cabezas de la gente. Un Cid Campeador de metal lo observa todo desde el exterior subido a un pedestal de piedra. Se nota que estamos en tierras de Castilla.
Una bandeja detrás de otra salen por uno de los lados de la sala, con manjares muy variados. La gente aprovecha para acercarse y preguntar cualquier cosa a quien más admira. Es difícil estar al tanto de todo pues nadie calla, el ruido es continuo.
Una vez saciada el hambre, los asistentes a iRedes van en grupos (con alguien a quien acaban de conocer, con quien han venido al congreso, con algún admirador o con alguien con quien puedan hablar) a fumar a la calle o simplemente a tomar el aire, y así seguir comentando la jornada.
Otra vez, aprovechando al máximo el tiempo de desconexión, la sala principal vuelve a llenarse de gente que se sumergirá en la red y que al mismo tiempo escucharán a los próximos protagonistas con sus proyectos enredados.
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